Recorrido:

10-10:55 Trayecto desde Casseta Montiperti
10:55-11 “Visita” al Castello di Meleto
11-11:15 Trayecto
11:15-13:15 Visita al Castello di Brolio
13:15-13:45 Trayecto
13:45-15 Comida en la Abadia de Coltibuono
15-17 Disfrutando del paisaje a través de la carretera SP-222
17-17:30 Visita a Impruneta
17:30-20 Trayecto hacia el hotel rural «La Gufaia»

La Ruta del Chianti, a través de la famosa carretera SP-222, es otro de los recorridos imprescindibles si visitamos la Toscana. Me sorprendió descubrir que los pueblos de esta zona son bastante feos, a diferencia de los del resto de la región, lo que te permite concentrarte en los magníficos paisajes de colinas perfectamente ordenadas y en los infinitos tonos de verde, amarillo y ocre que se disponen en módulos geométricos como en una alfombra de patchwork. Es en otoño cuando esta zona está en su máximo esplendor, aunque te arriesgas a que haga un día gris y llueva a ratos, como me pasó a mí.

Este día hay que dedicarlo por completo a admirar el paisaje y a pararse en el arcén cada vez que se descubra una imagen de postal, lo que sucederá más o menos cada 10 minutos. Sin embargo, hay dos paradas imprescindibles: el Castello di Brolio y el restaurante de la Abadía de Coltibuono.

El Castello di Brolio es el lugar de residencia de la familia del Barone Ricasoli, que fue Primer Ministro de Italia y creador de la Denominación de Origen Chianti Classico. Hay que reservar cita a través de su web y ésta incluye por sólo 10 euros una visita guiada (en inglés y privada aunque seais sólo dos personas) a la capilla, la cripta y el museo familiar; un recorrido por su jardín inglés, desde donde se puede contemplar una de las vistas más típicas de la Toscana y una cata comentada de 3 vinos a elegir de la bodega.

El restaurante de la Abadía de Coltibuono es una buena elección para comer en plena ruta del Chianti. Elegante y sofisticado, aunque no excesivamente caro y con platos tradicionales toscanos, se encuentra más o menos a la mitad del camino y tiene una bodega espectacular (aunque irónicamente muchos de los comensales conduzcan y no puedan beber). Nosotros comimos patatas al horno, tabla de salamis, risotto con ragôut de paloma y raviolis de calabaza. Inovidable.

Restaurante Abadía de Coltibuono
P.D. Impruneta, que visitamos al final del día por recomendación de la Lonely Planet, no merece la pena. Lo mejor del pueblo es el típico chocolate caliente de la cafetería Susini, a la izquierda de la catedral. Aprovechad mejor ese tiempo para dar la vuelta y disfrutar un rato más del paisaje y los viñedos antes de que anochezca.