La Curva de Adopción de Innovaciones de Everett Rogers define cómo se propagan las tendencias y se popularizan progresivamente entre diferentes grupos de consumidores, desde que son conocidas por unos pocos individuos hasta que llegan a la mayoría de la sociedad.

 
 El Gin Tonic ha pasado por todas estas fases en los últimos años. Aún recuerdo cuando era una bebida que veías consumir a tus tíos después de comer copiosamente en fiestas familiares a modo de “digestivo” o acodados en la barra de un bar ligeramente trasnochado. También recuerdo que era la bebida definitiva, cuando después de haber pasado por el martini, el vodka, el tequila y todas las combinaciones posibles, solo te quedaba la ginebra para sentirte mayor.
Sin embargo, hace algunos años, unos pocos trendsetters empezaron a reivindicar el Gin Tonic como bebida slow. Es una copa que se sirve siguiendo un ritual, que pide ser bebida despacio y acompañada de una buena conversación y además, para ser disfrutada en su máximo esplendor, requiere conocer su «perfect serve«, que es diferente para cada marca de ginebra.
Viendo esta tendencia que surgía en las principales ciudades y en las coctelerías más cool (de las tradicionales nunca había desaparecido), muchas marcas de ginebra vieron la oportunidad de subirse al carro y formar a los futuros compradores en el consumo de ginebra. Es en este punto donde aparecen acciones como la Private Cocktail Experience de Tanqueray (una actividad que la marca organiza en casa de quien lo solicita y donde se enseña a hacer diversos cócteles y a servir un perfecto Gin Tonic) y empiezan a desembarcar en España tanto las marcas de ginebra premium como multitud de tónicas (¿antes había tantas?).
La fiebre se va extendiendo y los bares cada vez van incorporando más y más marcas diferentes a su carta. Aparecen algunos locales especializados en ginebra estratégicamente ubicados como el Gin Club de Madrid, que obligan a la «early majority» a acostumbrarse al sabor amargo de la tónica si quiere seguir la tendencia. La presencia constante de botellas en todo tipo de bares, la incorporación de consumidores de ginebra menores de 25 años y los locales especializados con carta de Gin Tonics son los últimos 3 pasos que faltaban para la popularización absoluta del Gin Tonic. Todo el mundo ya sabe que la Hendrick’s se adorna con pepino y que es mejor usar copa de balón. Llegados a este punto, ¿cuál creo que será el próximo paso?
No hay nada que a un moderno le moleste más que la popularización de sus hallazgos. Los grupos de música le gustan hasta que suenan por la radio y los directores se “venden” cuando empiezan a hacer taquilla. Por eso creo que el ciclo está a punto de volver a empezar, los «early adopters» pronto abandonarán el Gin Tonic y lo sustituirán por el Vodka Tonic, aprovechando el auge de las tónicas premium. Este cambio de destilado permite un nuevo campo de conocimiento y exploración de marcas, mezclas e innovaciones que, de nuevo, no están al alcance de cualquiera, en cualquier bar.
Vodka tonics en Adam & Eekelen

 

A la vanguardia de este movimiento está la tienda Adam & Van Eekelen que se limita a vender ginebras y vodkas Premium. Para mi es la tienda puente entre lo que ya es mainstream y este paso adelante hacia el vodka como nuevo destilado cool. Alberto, en las noches que la tienda abre al público, propone ya cócteles con vodkas tan sugerentes como “Heavy Water” (destilado con el agua del lago nórdico que trajo tan de cabeza a los nazis en la Segunda Guerra Mundial) y nuevas tónicas como la Nordic Mist Blue, con magníficos toques a naranja.

Y es aquí cuando los amantes del vodka nos frotamos las manos, pronto llegará nuestro momento y podremos probar muchas marcas diferentes en cualquier bar de barrio. Pero tranquilos, al Gin Tonic aún le quedan muchas noches y muchas conversaciones por acompañar. Disfrutémoslo.