El 28 de mayo pude asistir por primera vez al Gin Show invitada por la marca Brockmans. El Gin Show es un evento organizado por la empresa Drinks Marketing Group que reúne a varias marcas de ginebra premium para que presenten sus propuestas tanto al público general como a profesionales del sector. Esta edición fue en el Círculo de Bellas Artes, un sitio muy apropiado, por lo elegante y céntrico.

Las marcas 

vonesCada ginebra contaba con un stand decorado con su imagen de marca, uno o varios bartenders y más o menos espectáculo en las presentaciones. El stand más bonito fue el de la ginebra Plymouth y el más solicitado, el de la nueva ginebra gallega Vones que había montado un stand retroiluminado y una especie de queimada a lo jovencito Frankenstein que llamaba tanto la atención que yo tampoco me pude resistir a acercarme.

En una “caldera” el barman mezclaba ginebra y lima Rose’s con hielo seco para “enfriarlo” y luego con un cucharón lo servía en la copa y lo coronaba con una espuma de té verde, zumo de manzana y zumo de limón. Si bien la espuma estaba rica y el conjunto de la experiencia al menos era novedosa, la copa resultante era bastante empalagosa y el sabor de la ginebra quedaba totalmente enmascarado.

A pesar de todo, me parece una propuesta marketiniana inteligente. En el Gin Show pudieron comprobar cómo la gente acudía como moscas a ver el espectáculo. La botella, además, con una calavera y dos tibias cruzadas, estaba en línea con la propuesta brujeril.

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La mayoría de marcas se limitaban a preparar gin tonics con su perfect serve, aunque creo que en el stand de la ginebra Rives estaban haciendo algunos cócteles con licor de sandía sin alcohol. No me acerqué porque la marca Rives siempre me recuerda a este anuncio y a mi adolescencia (¿en serio alguien joven puede beber eso en una fiesta?):

Una propuesta que me pareció muy interesante pero pasó bastante desapercibida ante tanto furor por el gin tonic fue la del bartender de Mombasa, que preparaba piña colada sustituyendo el ron por la ginebra.

Las bebidas que acompañan al destilado tuvieron también su espacio en el Gin Show. La marca Thomas Henry tenía un stand donde mostraba todas sus referencias (ginger beer, ginger ale, elderflower tonic, soda water y bitter lemon). Nunca había tomado bitter lemon, así que pedí probarlo. –¿Vodka o ginebra? –Me dice el barman. –Whaaat? ¿Me están ofreciendo vodka en un evento dedicado a la ginebra? –pensé. Así que, por supuesto, pedí vodka y me paseé muy ufana sabiendo que mi copa era pura traición. Desgraciadamente, el lemon dry me supo a polo flash así que tuve que abandonarlo al poco tiempo.

Ambiente 

Tuve suerte de poder llegar pronto y darme una vuelta más o menos tranquila por todos los stands escuchando las explicaciones que daban los bartenders. Estos eran escuchados por la gente que pedía una copa con diferentes grados de interés (desde los profesionales que hacían preguntas a los gumias que lo vivían como un trámite para poder tomar un gin tonic gratis).

Sobre las 7 de la tarde, el efecto “afterwork” hizo mella en el evento: masificación de “aficionados” con ganas de exprimir las dos horas y media que tenían por delante como si de una barra libre de fin de año se tratara. Un signo del éxito de convocatoria del evento (aunque no sé cuántos habían pagado los 40 euros por entrar) y de la vigencia del gin tonic como reclamo (o de las copas gratis, no lo tengo claro). Alabo la profesionalidad de los barmen, que conseguían currarse las copas a toda mecha y hacer avanzar las colas bastante rápido.

Gin Masterclass

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A lo largo de la velada hubo tres sesiones formativas. Una era la Gin Masterclass que organizaba Brockmans, conducida por el periodista Jesús Bernad. Durante aproximadamente una hora, recorrimos la historia de la ginebra desde el genever holandés representado por Bols, la old Tom Gin, el destilled gin, el London dry gin y las ginebras “vanguardistas”, que son las que añaden esencias después de la destilación y las que han conseguido hacer crecer la burbuja del gin tonic.

Bonita la historia de Hendrick’s, la primera ginebra con aromas añadidos, que se le ocurrió a su creador mientras comía un sandwich de pepino en un jardín de rosas, esos ingleses…

De la ginebra Brockmans poco más puedo decir que lo que ya os comenté de sus aromas en la cata olfactiva y sobre su perfect serve.

Una sesión interesante, bien organizada y bastante objetiva para estar estar organizada por una marca. Se agradecieron algunos ataques de Bernad a la “tendencia” de ponerle fresas a todos los gin tonics para hacerlos “monos” y tragables para los que en realidad solo beben ginebra porque lo dicta la moda. La fresa enmascara el sabor de la ginebra.

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¿Qué se podría mejorar?

– Si el evento es para promocionar la ginebra y las marcas no quieren que este consumo muera cuando lo haga el gin tonic, deberían empezar a invertir en comunicar más combinados y cócteles con este destilado. Vale que la gente iba de gin tonic en gin tonic como pollo sin cabeza pero precisamente por eso está bien enseñarles lo que hay más allá.
– Si queremos que la gente pruebe varias marcas sin acabar como Ortega Cano, no se pueden servir copas enteras o, al menos, habría que dar al público la opción de tomar media. De otra forma, es un desperdicio de producto y el efecto que se crea es el de las barras libres de fin de año, con copas sin terminar por todas partes.
– Parece ser que hubo bastantes problemas en la entrada con las acreditaciones y que se montó en la puerta un señora cola. Caos y horror entre la gente que veía que su tiempo acodado a la barra se acortaba. Mal rato para la gente a la que en realidad le interesaba el evento.
Se echó en falta poder comprar en los stands botellas a buen precio. Había un puesto de venta pero no estaban todas las referencias y los precios eran caros los mismos que en la calle.
– Eché en falta más explicaciones (cortas y ágiles) sobre cada ginebra y el combinado al servirlo. Había bartenders más habladores y vendedores y otros que ponían la copa como si estuvieras en un local. Quizás unos tarjetones para recoger y llevarte a casa con las notas de cata, perfect serve y más información hubieran estado muy bien. Y si las marcas se tomaran más en serio la integración, unos cupones descuento y/o recogida de datos hubiera servido para aprovechar mejor la acción.

Puntos positivos

– Quizás hubiera alargado la “fiesta” un poco más, pero terminar a las 21:30 (por exigencias del Círculo de Bellas Artes) impidió que muchos padres de familia llegaran a casa a cuatro patas. Una huida a tiempo es siempre una victoria.
– Un evento abierto a todo el mundo es una buena forma de hacer una promoción más popular y menos centrada en los hosteleros. Los 40 euros se amortizaban si aprovechabas el tiempo y regalar la entrada era un buen incentivo para activaciones en los canales sociales de las marcas participantes (no sé si aprovechada por todas).
– La idea de elegir a un bloguero para que sea “embajador” de cada marca es una buena manera de conseguir difusión del evento y de la información de cada ginebra participante, incluso de las menos conocidas. Ahora bien, la selección de algunos blogueros es bastante discutible y el interés que estos mostraron por el evento y su marca apadrinada más allá de copipastear y darse a la barra libre, limitado. Precisamente, el embajador de Brockmans, Ismael de No te subas a la barra, fue uno de los mejores cronistas y analistas del evento. A ver si toman nota los demás. ¡Hasta el próximo año!