El whisky tiene una asignatura pendiente con el consumidor español: alejarse de esa dicotomía entre el consumo gourmet y viejuno del whisky on the rocks frente a una chimenea y el consumo fiestero y trasnochado del cubata en vaso tubo donde no cabe ni medio refresco. Para la gran mayoría, parece que no haya nada (o casi nada) en puntos intermedios.

El whisky (y, por extensión, el bourbon, el Tennessee whiskey y el whiskey irlandés) tiene por delante la difícil tarea de conseguir que el español medio aprenda a apreciarlo y consumirlo fuera de esos dos extremos. Para lograrlo, hay tres vías: la formación, la imagen y la coctelería.

La coctelería es una gran forma de descubrir el potencial y disfrute de una bebida como el whisky. Yo no soy una consumidora habitual y no solía pedir cócteles con base de whisky, como mucha gente, por asociación al sabor del cubata y el whisky solo. Sin embargo, no hay más que probar un Bobby Burns, un Whiskey Sour con clara de huevo o un Mint Julep bien hechos para cambiar de opinión.

Jameson and Ginger Ale
Sin embargo, la coctelería por sí sola no funciona si no se la acompaña de formación, tanto a bartenders como a consumidores. El consumidor habitual de whisky y bourbon necesita abrirse a más combinaciones y el no consumidor necesita perderle el miedo y probar cócteles y combinados más a su gusto.

Jameson está desarrollando iniciativas en el terreno de la formación al consumidor y la imagen del destilado con su Jameson Place en Madrid. Siguiendo la estela de Diageo, que hace unos años empezó a formar a domicilio sobre las bondades de su ginebra Tanqueray, su ron Cacique y su whisky Johnnie Walker, Jameson propone un lugar donde sumergirse en la marca, aprender sobre el destilado y probarlo gratuitamente.

Desde su página web, cualquiera puede reservar cinco plazas en una cata de jueves a domingo. Además, en el local tienen lugar exposiciones y talleres que construyen sobre la imagen de marca del whiskey irlandés (con e intercalada, para diferenciarlo del escocés).

La semana pasada acudí con 4 amigos. En la parte baja del local nos recibió el brand ambassador de la marca en Madrid, Dave Lynch. Durante unos 20 minutos nos habló de la historia de la compañía, de la producción del whiskey y nos guió en una cata comparativa entre un bourbon, un whisky escocés y Jameson. Después, nos invitaron a subir y probar un combinado de Jameson con ginger ale y un gajo de lima exprimida hasta la llegada del siguiente turno.

Jameson Place MadridAlgunos comentarios sobre la experiencia:

– La cata fue demasiado breve y superficial, aunque es lógico teniendo en cuenta de que la mayoría de gente que va lo hace solo por la copa gratis. El brand ambassador nos confirmó que según avanza la noche la gente llega más borracha y de cachondeo y le cuesta que presten atención. Ya que tienen más actividades en el local, sería interesante organizar dos niveles de cata según el interés del asistente con algunos apuntes sobre coctelería y combinados con whiskey.

– De cada cinco amigos que van, solo tiene que registrarse uno y se puede repetir la experiencia tantas veces como se quiera. Creo que están desperdiciando la oportunidad de generar una buena base de datos y rebajando la experiencia al quitarle exclusividad. Hay gente que repite solo para beberse una copa gratis sin ningún interés por la actividad.

– El brand ambassador tiene muchas tablas tratando a la gente y adecuando el mensaje a la situación. El hecho de que sea irlandés y hable español bastante bien pero con acentazo encaja muy bien en la acción. Las actividades que se organizan en el local (taller de bicicletas, tuppers, raw food…) al principio chocan un poco, pero están muy bien alineadas con el espíritu malasañero y hipster que se le quiere dar a la marca.

El combinado que proponen (Jameson, ginger ale y lima) me parece muy acertado para acercar el whiskey a gente a la que no le gusta el clásico cubata. Además es una copa sencilla que se puede pedir en cualquier local o preparar en casa, así que es una oportunidad de llegar a nuevos públicos. La ejecución de la copa, sin embargo, dejaba un poco que desear. Se notaba que llevaba rato preparada y estaba aguada y con poco whiskey para ser un long drink.

En definitiva, Jameson Place es una buena iniciativa para acercarse a potenciales consumidores con un discurso diferente, divertido y más hipster que el resto de la categoría. Os recomiendo acercaros a la antigua sastrería de la calle Minas a conocer a Dave y a disfrutar de las notas de vainilla y la suavidad del famoso whiskey irlandés.

Foto de cabecera: Daniel King
Foto del cóctel: Artie White