Con motivo del Día Internacional del Tequila, aprovechamos para conocer el nuevo espacio de la mezcaloteca madrileña Corazón Agavero y a su nuevo chef Nacho Oropeza de la mano del tequila 1800.

Corazón Agavero

Corazón Agavero es más que una coctelería especializada en destilados mexicanos. Sus fundadores Felicia y Wilmer y su head bartender Byron son pioneros en la divulgación de esta categoría de productos en Madrid. Tienen uno de los mejores y más completos botelleros del país y comparten su conocimiento y pasión explicando en detalle cada producto a todo el que se pare a escuchar. Además, organizan catas y renuevan frecuentemente su carta de coctelería. Si queréis descubrir la cultura del mezcal, el tequila, el sotol, la bacanora, la raicilla y otros destilados mexicanos, es el mejor lugar para hacerlo.

Como no pueden parar de crear, Wilmer y Felicia son también los artífices de los Ecopopotes, pajitas ecológicas fabricadas con las fibras residuales -bagazo- del agave que se desechan tras la producción del tequila. Una apuesta por la ecología que ya puede verse en las mejores coctelerías de España.

Recientemente, decidieron ampliar también su oferta gastronómica e ir más allá de simples platillos para acompañar los cócteles. Ahí es donde entra el chef Nacho Oropeza y su contagiosa pasión por los productos y técnicas culinarias de su país de origen. Esto coincide con la apertura de una nueva sala dentro del local, a la que han llamado La Sobremesa, donde poder realizar eventos privados y reuniones de amigos en una mesa corrida que invita a compartir y disfrutar.

El maridaje

El domingo tuvimos la suerte de cerrar la semana estrenando La Sobremesa gracias a tequila 1800 y el cuidado menú maridaje que nos ofrecieron.

Comenzamos con un guacamole y un cóctel refrescante y sorprendente que combinaba pulque -bebida prehispánica fermentada a partir de la savia del maguey- y una horchata casera de semillas de melón. Continuamos con una tostada de aguachile de gambas maridado con tequila 1800 silver.

corazon agavero

 

A continuación, degustamos el tequila reposado con un cóctel de langostinos típico de la zona de Veracruz, un plato que gustó mucho y del que Nacho Oropeza nos explicó todos los trucos para intentar prepararlo en casa. Acabamos con un pulpo tatemado con chutney de piña acompañado de tequila 1800 añejo. Tatemar es una técnica de cocción típica de México -no en vano proviene de una palabra nahuatl que significa ‘poner al fuego’- y que consiste en cocinar el ingrediente al punto de quemarse para potenciar los sabores. El pulpo estaba adobado y el chutney de piña tenía una suavidad increíble. Juntos potenciaban las notas tostadas del tequila originados por la barrica.

Tequila 1800

1800 es el año en el que se comenzó a envejecer el tequila en barricas de roble. Esto sucedió en La Rojeña, la casa madre de la marca José Cuervo en los valles de Jalisco. José Antonio Cuervo fue el primer fabricante de tequila con licencia oficial en 1758 otorgada por el rey Fernando VI.

1800 se produce a partir de agaves Tequilana Weber variedad azul – como todos los tequilas- recogidos en la finca de la familia Cuervo, un terreno volcánico rico en minerales. El jugo de agave se fermenta durante 19-21 horas, se destila dos veces, se mezcla y se rebaja hasta los 38 grados de alcohol. El tequila silver se deja reposar 15 días en barricas para darle una redondez y suavidad que lo hace muy fácil de beber. 1800 reposado es un blend de tequilas añejados en barricas francesas y americanas entre 6 meses y un año, mientras que el añejo mezcla líquidos que han pasado entre 14 meses y 3 años en barricas diferentes.

Man-Barrel-Toasting-Rojena

La botella, de forma trapezoidal, es un homenaje a las pirámides maya. En su etiqueta figura además el lema «Trabajo, pasión, honestidad» que son los valores que rigen la marca. Para catar las tres referencias y potenciar sus virtudes, Byron Vinueza nos los sirvió en tres catavinos diferentes: el silver en una copa de cáliz redondeado y boca ligeramente cerrada; el reposado en una copa similar a las de grappa, con una boca estrecha y larga que corona el cáliz para concentrar mucho los aromas y destacar la nota dulce de la barrica, y finalmente, el añejo en una copa con la boca más ancha, para poder abrir más las notas tostadas de cacao y especias.

Sin duda fue una gran experiencia y un gran trabajo de colaboración entre el chef Nacho Oropeza y el bartender Byron Vinueza, que seguro que nos darán en los próximos meses más de una alegría. No os perdáis su trabajo en Corazón Agavero, calle del Humilladero 28 de Madrid.

 

Fotos de La Rojeña cedidas por la marca.