Desde hace más de un año he tenido la suerte de poder combinar mi trabajo como planner en una agencia digital con una de mis pasiones: la gastronomía. Esto me ha permitido disfrutar aún más de mi trabajo, pero sobretodo conocer gente excepcional que dedica su tiempo libre a compartir con los demás sus conocimientos sobre esta materia.

Desde hace más de un año he tenido la suerte de poder combinar mi trabajo como planner en una agencia digital con una de mis pasiones: la gastronomía. Esto me ha permitido disfrutar aún más de mi trabajo, pero sobretodo conocer gente excepcional que dedica su tiempo libre a compartir con los demás sus conocimientos sobre esta materia.
Fruto de esta experiencia profesional, tuve la oportunidad de escribir este artículo en la revista “Restauración News” sobre la relación que existe entre la gastronomía y las redes sociales y cómo una marca de este sector puede acercarse a sus consumidores de una forma directa, franca y exitosa.
 
Incluyo aquí el texto del artículo, publicado en septiembre de 2010:

Gastronomía digital: cómo conseguir un maridaje perfecto

En los últimos años un gran número de usuarios de internet se han lanzado a la creación de contenidos relacionados con la gastronomía. Este hecho se ha popularizado gracias a los blogs, las redes sociales y a un interés generalizado sobre la calidad de los alimentos, los productos autóctonos y la vanguardia gastronómica.
Una sencilla búsqueda en Google nos arroja más de treinta millones de resultados. Cualquier producto o receta cuenta con miles de entradas en blogs y portales especializados. Ya no hablamos de consumidores, sino de prosumers, es decir, consumidores que, además, son capaces de crear contenidos y compartirlos con otros usuarios.

Este fenómeno está teniendo lugar en todos los ámbitos, incluso en los más minoritarios. Sin embargo, la gastronomía y la comunicación digital tienen dos ingredientes en común que garantizan un maridaje perfecto: lo identitario y lo social.

Somos lo que comemos, pero también lo que cocinamos, los restaurantes que visitamos y los platos y productos que probamos. Todo ello conforma nuestra personalidad y nos define frente a los demás. Esto motiva a un número creciente de aficionados a compartir recetas, opiniones sobre productos y crónicas gastronómicas en sus blogs, videoblogs y redes sociales como Facebook o Twitter. Estos usuarios asumen la labor docente y crítica que antes ejercían los periodistas gastronómicos, cocineros y madres.

Un 41% de los usuarios declara que dejaría de comprar un producto a raíz de un comentario negativo en un blog. ¿Quién no ha elegido un restaurante por recomendación de otras personas o comentarios leídos en internet?

Por otro lado, la buena mesa y sus rituales han sido siempre centro de reuniones sociales y de encuentros entre amigos o familiares. Internet amplía ese círculo con el que compartir un descubrimiento gastronómico, una receta o un restaurante. La experiencia de cada usuario puede ser compartida con miles de personas al momento.

A la hora de enfrentarse a la definición de una estrategia digital, lo primero que se debe hacer es escuchar. La gran mayoría de marcas o productos ya están en boca de los internautas sin saberlo. En España, 17,3 millones (78% del total de usuarios de internet) utilizan alguna o varias de las cinco redes más populares (Messenger, YouTube, Facebook, Tuenti y Twitter). Diez millones de españoles tienen ya cuenta en Facebook, así que es más que probable que alguno de ellos esté hablando ya de nuestra marca.

Después de haber escuchado, es importante entrar en la conversación sólo si se ha desarrollado una cuidada estrategia digital a medio y largo plazo que responda a las siguientes preguntas: ¿Con quién quiero relacionarme? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Con qué objetivo? ¿Con qué contenido? Además, debe destinar los recursos, personal y tiempo necesarios para llevarla a cabo.

La honestidad y la generosidad son dos ingredientes imprescindibles para el éxito. La marca ha de presentarse como uno más ante sus consumidores y crear contenidos de valor que sean relevantes para un determinado segmento de internautas. Las redes sociales no son un buen lugar para monólogos. Nada aportan las marcas que solo se miran el ombligo o que buscan resultados a corto plazo. Las relaciones en internet hay que cultivarlas y mimarlas como en la vida real.

El responsable de cuidar esas relaciones y ser la cara visible de la empresa ante sus públicos es el Community Manager. Esa figura de la que tanto se habla pero que sigue siendo tan desconocida. Un caso pionero en el ámbito de la gastronomía es el de Montse, Community Manager de Guía Repsol, que además de compartir y dar visibilidad al contenido de este portal, participa activamente en la comunidad gastronómica, asistiendo a encuentros de bloggers, retransmitiendo eventos de referencia como Madrid Fusión y organizando actividades como el I Concurso de Fotografía Gastronómica junto a Tapas&Blogs y Canon. Participar también en las jornadas del VI Curso de Verano de la Cátedra Ferran Adrià retransmitiendo las clases y catas, desde la Universidad Camilo J. Cela. Tras un año de trabajo desde la agencia 101, ha conseguido una comunidad de más de 53.000 usuarios en Facebook y 1.600 en Twitter.

Otro ingrediente importante es la creación de contenido audiovisual de calidad. Siempre se ha dicho que comemos con los ojos y esto es también cierto a la hora de consumir contenidos gastronómicos en un site oficial, Flickr, YouTube o un blog. Además, es importante que el tono sea cercano y conecte con una necesidad de la audiencia. Un caso conocido es el de El cocinero fiel, que comenzó un videoblog de recetas sencillas hace 3 años y que ha logrado más de 8 millones y medio de reproducciones. El rediseño de su blog que hicimos en la agencia 101 ha contribuido a mejorar aún más la presentación de sus vídeos y recetas, que ya están recopiladas en un libro de gran éxito.

A la postre, Internet y las redes sociales son como una gran cocina virtual llena de posibilidades, cada plato necesita unos ingredientes y hay que conocerlos bien para poder servir un gran menú. Las marcas deben cocinar y presentar sus especialidades con una sonrisa en la cara y sentarse en la mesa a conversar con sus invitados, que no tardarán en ser también sus amigos.

Fotos: josemarmol.es